Cinco años. Ese es el tiempo que ha durado una de las disputas más tensas y mediáticas del mundo tecnológico. Y ahora, con un fallo contundente, la historia da un giro que promete cambiar las reglas del juego. Epic Games ha ganado. Google ha perdido.
Todo comenzó en 2020, cuando Epic Games en un movimiento tan audaz como polémico intentó esquivar el temido 30% de comisión que Google impone a los desarrolladores dentro de su tienda oficial. ¿Cómo lo hizo? Introduciendo su propio sistema de pagos en Fortnite, lo que provocó que Google expulsara el popular juego de la Play Store. Fue el inicio de un largo y espinoso camino legal.
Epic Games no se quedó de brazos cruzados
Durante este tiempo, la compañía de videojuegos no se echó atrás. Al contrario. Fue directo a los tribunales, alegando que Google actuaba como un monopolio encubierto, imponiendo condiciones injustas que limitaban la competencia. En diciembre de 2023, un jurado federal dio la razón a Epic Games, señalando que Google había incurrido en prácticas anticompetitivas en su sistema de facturación.
Por supuesto, la historia no terminó ahí. Google, firme en su postura, llevó el caso a una instancia superior: el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito. Pero esta semana, la jueza M. Margaret McKeown zanjó el asunto. Su decisión fue clara: apelación desestimada. El veredicto original se mantiene.
¿Y ahora qué? Pues lo que muchos esperaban (y otros temían): la Epic Games Store aterrizará en Android a través de la propia Google Play. Una jugada que no solo rompe el cerco, sino que plantea un precedente gigantesco. Tim Sweeney, fundador y CEO de Epic Games, confirmó la noticia con entusiasmo. Para él, esto no es solo una victoria comercial, sino una batalla ganada por la libertad de los desarrolladores.
En el horizonte se vislumbra un ecosistema Android más abierto, más competitivo y, quizás, más justo. Y aunque Google aún podría buscar otras vías legales, por ahora, el terreno está despejado para que Epic Gamez haga lo que sabe hacer: desafiar las normas establecidas.
Porque si algo ha quedado claro, es que el gigante tecnológico Google no es invencible. Y que las reglas del juego pueden cambiar.
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