
Durante un acto en Guiyang, el directivo de Huawei Tao Jingwen lanzó una afirmación contundente: la compañía y, por extensión, gran parte del sector tecnológico chino “ha construido un ecosistema totalmente independiente de Estados Unidos” y ha superado en esencia las restricciones que la asfixiaron desde 2019. El mensaje no solo desafía la narrativa dominante en Occidente; también retrata a una Huawei que, a golpe de innovación y terquedad, se abre camino en chips, software y servicios propios.
Del veto a la reinvención

Lo que empezó con la inclusión de Huawei en la Entity List del Departamento de Comercio en 2019 y el posterior endurecimiento de 2020 (que cortó el acceso a chips avanzados producidos con equipos de origen estadounidense) obligó a la firma a repensarse desde la base. Sin la versión con licencia de Android y sin Google Mobile Services, Huawei aceleró el desarrollo de HarmonyOS y de su propia tienda de apps, AppGallery. La empresa pasó de depender de un ecosistema ajeno a erigir uno propio para sobrevivir.
Por otro lado, HarmonyOS empezó como una tabla de salvación y hoy es el pegamento que une móviles, relojes, tabletas y, cada vez más, dispositivos del hogar. Ese andamiaje de software doméstico es la palanca con la que Huawei intenta cerrar la brecha de servicios fuera de China.
Pero, el giro más simbólico llegó en 2023 con el Mate 60 Pro. En su interior latía el Kirin 9000S, un SoC diseñado por HiSilicon y fabricado por SMIC con un proceso de 7 nm (N+2), demostrando que China podía producir silicio avanzado sin la maquinaria más puntera del mundo. El regreso del 5G a sus buques insignia tras años confiando en versiones 4G de chips de terceros fue una declaración de intenciones: Huawei no se daba por vencida.
Recuperar el trono en China
Más allá de los titulares, los números cuentan otra historia: en el segundo trimestre de 2025, Huawei volvió a liderar el mercado chino con aproximadamente 18% de cuota y 12,2 millones de unidades, por delante de vivo, OPPO, Xiaomi y Apple. En un mercado que cayó 4% interanual, ese ascenso pesa. Para Huawei, también se traduce en venta de producto y en capacidad de marcar presencia dentro de casa.
En el primer semestre de 2025, Huawei ingresó 427.039 millones de yuanes (51.300 millones de euros), un +3,9% interanual, aunque con beneficios a la baja (–32,2%). Señal de que la expansión cuesta: invertir en I+D, en capacidad de cómputo y en una cadena de suministro “patria” exige combustible y paciencia.
¿Ganó Huawei?
Depende del ángulo. Puertas adentro, la empresa exhibe músculo: chips propios que avanzan, HarmonyOS consolidado y liderazgo en su mayor mercado. Puertas afuera, persisten límites: acceso restringido a tecnologías de litografía de vanguardia, sanciones vivas y una presencia internacional más estrecha que en sus años de gloria. El mensaje de Guiyang, sin embargo, cristaliza la estrategia: resiliencia, sustitución local y ambición en IA, un terreno donde los líderes chinos creen tener escenarios de uso y volumen para escalar rápido.